
En el ambiente se respiraba la delicada
situación. Días antes los propios
hermanos se hacían eco de
las inclemencias meteorológicas
que se venían encima en la localidad
y todos los datos, con lastimoso
acierto, se centraban en el
Miércoles Santo. Durante todo el
día las lluvias coparon el protagonismo
y sobre las seis de la tarde
la Junta de Gobierno de la Venerable,
devota y fervorosa Hermandad
de Nuestro Padre Jesús
Cautivo y Rescatado (vulgo Medinaceli)
y María Santísima de la
Trinidad tomó
la decisión: el
cortejo no sale.
Acertada y
madura responsabilidad
para unos y desesperanzadora
e injusta para
otros. Justificación
en pos de
la conservación
del patrimonio
de la hermandad y respetuosas lágrimas
de los más jóvenes de la entidad,
que contemplaron como
su Cristo y su Virgen no pudieron
pasear un año más por las calles
barbateñas.
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